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La economía de Puerto Rico bajo la independencia

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Introducción A menudo a los independentistas se nos hacen estas preguntas: si fuésemos libres, ¿de qué vamos a vivir? ¿cómo sobrevivir sin las ayudas federales? ¿seríamos otro Cuba, Venezuela o Haití? Ya no incluyen a República Dominicana en esta última pregunta, ya que este país es un buen ejemplo de desarrollo económico de un país soberano en el Caribe-- pero eso será tema de otra entrada. Las preguntas anteriores son bien sensatas, especialmente cuando nuestro país ha sido víctima del coloniaje por más de 500 años y más de un siglo de colonia de los E.E.U.U. ha resultado en una economía de dependencia. A esto le sumamos la falsa sensación de seguridad económica que produjeron: un estado benefactor que se usó para contrarestar el fracaso del modelo económico del Estado Libre Asociado; y una economía basada en la acumulación de una deuda pública que, a todas luces, es impagable. Buenas y malas noticias Nuestro análisis produce buenas y malas noticias; pero, como acostumbramos decir &q

Después de la renuncia

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La Nación Boricua, esparcida por el globo terráqueo, urdió la monoestrellada y al unísono emitió un reclamo. El grito del pueblo, a través de doce días, nos reafirmó como nación y manifestó a un pueblo que, hasta hace poco silente, rugió para poner fin a décadas de enajenación, alternancia y pillaje de una clase política anacrónica. Esta clase política- sostenida por un bipartidismo que no da espacio a terceras opciones y descarta cualquier intento de pluralismo político, representación minoritaria y alianzas- se acostumbró a la docilidad del cordero, al fanatismo, costumbrismo y la apatía política. Puerto Rico despertó. En esta lucha se manifestó el despliegue de nuestra bandera, siendo la mayoritaria junto a la de otros países que mostraron solidaridad con nuestras causas libertadoras; esto pese al reclamo de algunos sectores para urdir la bandera de EEUU- que fracasaron en su intento de "americanizar" nuestra lucha. Estos sectores ignoran que la presencia de la multiestr

"Refugiados"

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"Un refugiado es una persona forzada a abandonar su país como consecuencia de la persecución, guerra o violencia." - Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas. Recientemente participé de la celebración del "Día Mundial del Refugiado" en la iglesia de la que soy miembro (UCC). La actividad se llevó a cabo dentro del servicio regular dominical, con el formato modificado para acomodar dicha actividad. Las oraciones de intercesión se llevaron de forma especial por los "refugiados" de los siguientes países: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar (Rohingya). No nos sorpende que estos países tengan varias cosas en común: todos tienen reservas de petróleo (el gran motor de las economías de occidente); todos también han sido víctima del intervencionismo del gobierno de EEUU; y tres de ellos (Siria, Venezuela y Myanmar) tienen gobiernos que no son del agrado del "policía mundial de los derechos humanos" (que también viola los derechos

Coquí en USA

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Eran casi las ocho y todavía era de tarde, contradiciendo una noche borincana debido al "Daylight Saving Time". El sonido de los autos iba en crescendo  por la Interestatal 75. Una cena fría, baja en carbohidratos para reducir el colesterol, el azúcar y los triglicéridos, decoraba mi mesa. El aire seco del "ei-sí" , como dicen acá, hacía bailar en forma sutil las espigas que forman el centro de mesa. Ese baile, cual péndulo en su rítmico vaivén, me transporta, bajo cierto estado de éxtasis, a los campos de mi tierra. En medio del éxtasis, comienzo a escuchar el cantar de un coquí. Cierro los ojos y me transporto a mi niñez, cuando en cualquier lugar de mi linda tierra se podía escuchar su mágico cantar. Eran los tiempos de las 936 y la expansión económica, que dictaban la sentencia de muerte del hogar del coquí, en aras del desarrollo. Los montes cortados, la erosión y la contaminación de los cuerpos de agua marcaban el comienzo de un triste final para los mangos,

De Venezuela a Brasil: La izquierda tiene que reinventarse

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Mientras escribimos estas líneas, una masa simpatizante con el candidato y futuro presidente de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, celebra jubilosamente en las calles de Río de Janeiro su triunfo electoral. Con una victoria aplastante frente a una izquierda debilitada, se abre un capítulo nuevo en la historia alternante entre democracias y dictaduras del continente americano. Esta vez le tocó a Brasil. Es muy temprano para hacer pronósticos certeros, pero ante las altas expectativas de un país sumido en la violencia y la corrupción gubernamental, también hay bajas expectativas en cuanto a la legitimidad de un gobierno que promete aplastar a las minorías, criminalizar a la oposición, eliminar derechos adquiridos por los trabajadores; y promover el fascismo y la teocracia cristiana. Todo lo anterior va en contra de los principios democráticos más elementales. Lo anterior se suma a una serie de derrotas de la izquierda en América Latina, que van desde el fracaso de la economía en Venezuela

"Esa Gente"

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Esta entrada va dirigida a aquellos que se refieren, de forma despectiva, a la ola de inmigrantes que entran a los EE.UU.; refiriéndose a ellos como "esa gente". "Esa gente" viene de países que han sido víctimas del fracaso del sistema económico más cruel e inhumano que ha existido en la historia: el capitalismo. Un sistema que, disfrazado como "democracia", perpetúa la desigualdad mientras trata como mercancía los elementos más esenciales de toda sociedad: el agua, la salud, la educación y el trabajo. Un sistema que, sufriendo la resistencia de los movimientos libertadores, ha aprendido a sostenerse de forma sutil, reemplazando los fusiles por  armas más poderosas: los medios de comunicación. Estos medios, financiados por los dueños del capital, cuentan con grandes recursos para acceder a las masas, y deciden qué información presentar, cómo presentarla y cuál no presentar. Los medios conocen los gustos de la mayoría, y buscan con esto comprar, de forma

Una Nueva Borikén

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Hoy quiero hablar sobre una nación. Una nación que, por más de 150 años desde su reafirmación como tal, ha resistido los embates de dos imperios. Una nación que va más allá de las fronteras geográficas que demarca ese archipiélago que sus miembros denominan "la isla". Quiero hablar sobre mi nación, Borikén. Esta nación está formada por seres que se denominan boricuas . Estos seres que, cuando están fuera de su archipiélago, saben distinguir las diferencias, muchas veces marcadas, entre los elementos que forman su identidad nacional y la de seres de las naciones en que habitan. A los boricuas en la diáspora sólo nos basta escuchar hablar a un compatriota desconocido para soltar la pregunta "Boricua, ¿verdad?" e iniciar una larga conversación-- que normalmente comienza con "¿De qué pueblo?". Sabemos qué esperar de nuestros compatriotas. No dudamos en darnos la mano- o incluso un beso- cada día que nos vemos. No vacilamos en ofrecer nuestra ayuda, nuestro c